
Novela negra en curso
CAPITULO I (fragmento)
Una caja de cristal con ventanas
«Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató. Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?»
Génesis 4, 8-9
Una caja de cristal con ventanas, eso es lo que parecía, sus cristales reflejaban el brillante sol matutino, a esa hora ya empezaba a calentar bien el Sr. Lorenzo, así le llamaba mi padre a esa gran bola incandescente que surca nuestro cielo. El ángulo con el que incidían sus rayos, hacía que los cristales se comportasen como un espejo, un trampantojo de la realidad exterior, donde del interior tan solo podía intuirse desde la calle borrosas figuras que parecían mostrarse tímidas y esquivas tras el cristal, cualquier parecido con la realidad era fruto de la pura casualidad o tal vez de la experiencia, intuición diría yo. A lo largo de mi dilatada experiencia como repartidor, en esta y otras compañías, había visitado cientos de edificios. En realidad no eran tan diferentes por dentro, pero por fuera sí, la fachada era donde realmente el arquitecto pretendía plasmar su esencia, todos tan diferentes que si los hubiera fotografiado tendría un enorme y completo portfolio, una gran galería de miles de imágenes, todas ellas distintas. Toda una súper cuenta instagramer, ahora que están tan de moda esos nuevos «trabajos emergentes». Unos más o menos cuidados, otros más o menos antiguos, más o menos modernizados, más o menos, no sé, puestos a imaginar, imaginemos.
Entré en aquel portal iluminado y limpio, no era una decisión personal sino más bien profesional, no suelo ir a visitar edificios habitualmente por placer, de hecho no me gustan demasiado, encajonan y clasifican a las personas, son de materiales fríos, acaban siendo opacos y encierran demasiados secretos. En esta ocasión tenía una entrega ahí mismo, tampoco me gustaba mi trabajo, pero la obligación me llamaba y además me permitía pagar algunos caprichos. Olía muy bien, en la entrada dos hermosos galanes de noche que flanqueaban la puerta por el interior, daban ganas de comprar una apartamento en ese edificio, aunque con mi sueldo probablemente no me lo podría permitir. Sí, sé lo que piensas, hipotécate, claro, podría hacerlo y, aún así, necesitaría otra jornada y media para pagarlo durante, no sé, ¿cuarenta años o más?, ¿y mi libertad?, ¿quién paga eso?
Dejémoslo, no me lo podía ni quería plantear, yo soy un currante, cultivado, sí, pero de la clase baja trabajadora, un intelectual autodidacta que se alimenta del fraseo filosófico del sentido común y de las webs de contenido variado que proliferan por el internet de las cosas, resumiendo mucho, un proyecto de vividor que se idolatra a sí mismo, ya saben por eso de «porque yo lo valgo», pues eso, ya me irán conociendo.
La caravana en la que vivía tampoco estaba tan mal y me permitía vivir un increíble amanecer diferente prácticamente cada fin de semana, es mucho mejor que ese inmóvil apartamento, ¿no creen?, yo sí. No vivía del todo mal con ese ridículo trabajo, tal y como me apetecía, sin grandes lujos pero invirtiendo parte de mi vida en lo que yo consideraba grandes momentos y experiencias enriquecedoras o eso pensaba yo, como yo lo valgo.
Un sabio dijo una vez:
«Un pájaro posado en una rama no tiene miedo a que esta se rompa, porque su confianza no está en la rama, sino en sus propias alas»
Ni idea de quien lo dijo, pero yo confío en mis alas.
Aunque debía haber perdido alguna de las plumas que me ayudan a volar, últimamente perecía que había entrado en ese círculo vicioso conocido como «rueda de hámster», ese modo de vida ajustado a un sueldo humilde, paupérrimo diría yo, vivir esclavo de las modas, del consumismo estéril, poco pragmático y no ver un progreso notable a la vista, solo me faltaba la hipoteca, pero mi vieja caravana también tenía sus gastos. Un día ruedas, otro día un manguito, hace un mes tuve que cambiar la trócola para poder pasar la ITV, ¿qué maldito tornillo perderá la próxima vez?, solo espero que me dure otros quince años, ¡por dios!
Siempre pensé que en esta vida estamos de paso, coge lo que puedas y sal corriendo, mañana tal vez ya no estés aquí y lo que no hayas vivido hoy no volverá a repetirse jamás, ichigo-ichie dicen los japoneses. Carpe diem, sería un equivalente que decimos por aquí.
Pero, volvamos al edificio.
«Aquí debe de vivir buena gente» —pensé, tampoco soy de darle mucha vueltas al coco, voy al grano y ya, ahorro de combustible cerebral, algo así como economía racional.
La puerta del portal estaba abierta, no era habitual en edificios tan nuevos, la gente en las ciudades es desconfiada, tiene miedo de que se cuelen según qué clase de personas o animales. Aunque iba al tercero, decidí tomar el ascensor (nunca suelo tomar el ascensor, aprovecho cada momento que se me presenta para no perder la forma), pulsé el número tres y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba en la tercera planta.
«¡Joder!, que ascensor más rápido, suave y rápido, sí señor, ¡olé!» —pensé con gesto de admiración, ya saben, en línea con mi repertorio de pensamientos.
Todo limpio, muy limpio, pulcro e inmaculado. Podía comer spaguetti alla puttanesca, que ricos, en ese suelo sin miedo a enfermar con los bichitos esos tan contagiosos. Esas bacterias a los que todos tenemos tanto miedo. Estaba bastante sorprendido, entraba en muchos sitios a diario y normalmente no estaban tan cuidados y limpios o quizás, simplemente había llegado detrás de la señora de la limpieza. Un par de pasos más y me planté frente a la puerta donde debía hacer la entrega.
La recuerdo bien, tercero B. Era la única de las cuatro puertas que no tenía ningún adorno, el color de la puerta imitaba la madera de abeto, solo que con un barniz brillo que le restaba naturalidad, eso sí, impoluta e inmaculada como el resto. Incluso pude apreciar que una de las puertas, tercero D creo, aún tenía la ramita esa en forma de aro con campanillas que se coloca como adorno en la Navidad, ridículo y bastante hortera, por cierto […]