
Relojes de arena
(Para mi mujer por su 42 cumpleaños)
Nace del cielo la arena que comienza a caer,
discurre ese fino polvo y empieza la vida verdadera.
Empezamos a ser y sentir,
somos relojes de arena.
Vive y experimenta
el peso de la vida, sin dudar un solo instante.
Yo no hay vuelta atrás
cuando el reloj rompe a llorar.
Cuando toda la arena precipita al vacío.
Llega el momento de dejar de ser,
dejar de experimentar,
dejar de vivir.
Llegó el momento de decir adiós.
Un año es solo un año, dicen,
pero no, es mucho más.
El tiempo es lo más valioso.
Carpe Diem, decían los romanos.
Algo que no puedes poseer.
Efímero, fugaz y volátil tiempo.
Y aún así no nos pertenece.
No puedes ahorrar tiempo.
No lo puedes almacenar tiempo.
No lo puedes prestar tiempo.
No lo puedes vender tiempo.
Solo puedes gastar tiempo.
Aunque nunca sabrás cuanto tiempo queda para gastar,
Dios no te dotó de un contador.
Vivir en la incertidumbre, ese es tu camino.
Agotar todo tu tiempo, tu destino.
La arena no puede volver atrás.
Intercambiarás tiempo por experiencias,
experiencias que al final.
Serán arena en el fondo de cristal.
De tanto en cuando,
ese reloj caerá.
El cristal se cruje.
Ese reloj de arena se romperá
en mil pedazos o más.
Cuando todavía quedaba arena por caer
y muchas cosas por hacer.
Las experiencias desaparecen,
las experiencias se desvanecen.
Y entonces dejaremos de ser,
entonces dejaremos de existir.
Piensas que un año es solo un año,
pero es mucho más.
Hay que ir más al fondo,
hay que profundizar mucho más.
Bucear en los océanos del tiempo.
Tiempo y experiencias,
eso es lo que vales.
No vales nada más.
Como un todo,
Codo con codo,
Uña y carne.
Oro puro.
Hay que bajar más y más,
tocar el fondo del abismo con la yema de tus dedos.
Allí donde no se conoce el tiempo,
allí donde el tiempo no existe.
Sino, te quedarás ahí,
in the Shallow…
…en la superficie.
© R. Ibáñez
SafeCreative 16/05/2020 2005164022262