
Otra vez «dando la lata»
Otra vez «dando la lata»
Primera parte
[…] Tres de la madrugada del primer día del año nuevo y la historia se repite, igual que el anterior, solo me queda la compañía de esa media lata de cerveza barata. Dulce y a la vez amargo brebaje de dioses y esclavos, pues empezamos bien.
Parece pronto para una noche como esta, pero, igual que el año pasado, te resistes a abandonarme a mi suerte en este paupérrimo y deficientemente iluminado callejón sin paredes, ¿cuándo te enterarás de que ya soy mayorcito?, o acaso, ¿eres tú la que tiene miedo de quedarse sola?, ¡deja de perseguirme o acabaré contigo!
Tus amigas, sí, esas rubitas de bote que me rodeaban hace unas horas, con esas ya terminé y haré lo mismo contigo. O tal vez no, ¡no!, mejor no, tu ya no mereces ese honor, estás demasiado caliente, no paras de moverte, me hablas raro y ya no eres la rubia fresca, burbujeante y espumosa de hace un rato, además estoy algo mareado. Has perdido toda la chispa en tan poco tiempo, eras tan explosiva al principio, pero al final resultaste ser un petardo. ¡Pum! y ya está, de duración finita.
Podría echarte la culpa a ti, pero creo que solo tienes un pequeño porcentaje de culpa, tus amigas empezaron a marearme mucho antes con sus sonrisitas, charletas y sermones, al principio molaba, me ponían ojitos y era una conversación agradable y fresca, hasta me sentía mucho mejor por dentro, fresco, me sentía GRANDE.
Empezamos bien, pero no importa, lo importante no es como se empieza sino como se acaba, y este año es bisiesto, tengo veinticuatro horas de vida extra.
«¿Cuántas de estas rubias puedo ser capaz de liquidar en veinticuatro horas?, tal vez muchas o tal vez me liquiden antes ellas a mí, «¿Cómo puedo ser capaz de tener un pensamiento dentro de otro pensamiento?» y eso de ahí detrás, ¿es un amigo mío o es un arbusto?», ¡ey!, tío ¿cómo lo llevas?, ¿no saludas?, ¡bah!, no importa.
Eso sí, siempre queda la posibilidad de ser yo quien la abandone primero, creo que te dejaré aquí, en compañía de estos barrotes, así empezaré el año siendo el rey, una vez más. Creo que estoy bastante calamocano, te dejo ahí. No quiero nada contigo, ¡nunca más!, never, never.
[…]
Autor: R. Ibáñez con la inestimable colaboración de Óscar Mateos (autor del 1er párrafo).